lunes, 5 de mayo de 2014

La Piel de gallina

Me asombré cuando de repente aparecí en un bosque.
Le ví las orejas al lobo! Estaba aterrado. De tanto miedo eché a correr sin destino alguno para que no me atrapase. El lobo me perseguía y yo desesperado me escondí en unos arbustos. El lobo merodeaba por los alrededores, oliendo mi rastro por toda la zona. Al final el gran lobo se fue cansado de buscar y yo pude salir. ¡Era libre!

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